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Rogelio Hernández LópezLas portadas de los 17 diarios capitalinos de información general del martes 30 de octubre, pudieroncrear alguna percepción de que ya se desacarrilaba el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ,antes de empezar.Los noticieros de televisión, de radio y las centenares de páginas digitales agigantaron ese momentum;todos daban cuenta de la recriminaciones mutuas entre él y los voceros de los sindicatos empresarialesmás fuertes por la “errónea” cancelación del aeropuerto internacional en Texcoco y, por el otro lado, delas implicaciones de corrupción o de avorazamiento empresarial. Hubo quienes festinaron que ese sería“el error de octubre” del gobierno que aun no comienza. Mucho apresuramiento.Esa difusión masiva de la escaramuza fue un destello apantallante de un momento, de cómo ambaspartes hacen política abiertamente, ya no “en lo oscurito”, porque quizá estén aprendiendo en hacerlade modos diferentes acordes a la nueva realidad, a lo que todavía no estamos habituados los periodistas.Por consecuencia, esa nota fuerte que permaneció varios días en el ambiente sí impactó en las redessociales, en las mesas de café y en todo tipo de reuniones con discusiones más con impulsos visceraleshacia la especulación y la polarización que al razonamiento. Actitudes que de tener bases seríanaugurios del caos. Pero fue básicamente una burbuja mediática que fomentó un desconcierto masivo ytemporal.El conjunto de todo esto tiene significancias interesantes que, a mi juicio deberíamos ubicar bien losperiodistas sinceros, esos que según Ryszard Kapuscinski los mueve el afán de informar y no tanto elprotagonismo, el comercialismo o el cinismo, que con demasiada frecuencia de juntan en un variossujetos del periodismo.¿Cómo entender?De esas escenas afloran algunas sugerencias de conocimientos que podríamos asimilar paraconvertirlos en pautas hasta cambiar nuestros modos de entender y explicar lo que comienza a cambiaren nuestro proscenio de la política (Otro método dirían los académicos pero radicalmente distinto alque utilizamos, cuando lo tenemos).Una fenómeno muy relevante es que probablemente nunca, como en octubre de 2018, tantos mexicanoshablan de política como lo hacen de futbol soccer o de chismes del espectáculo, con pasión y como sifuesen representantes o entrenadores o técnicos especialistas o jugadores en el terreno o expertos oresponsables de algo. Funcionalistas, estructuralistas y marxistas le llamarían a esto un ciclo alto depolitización.
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Y ese grado de conciencia colectiva debe corresponder también la responsabilidad y el tratamiento dela información de los periodistas para ir disminuyendo esa negativa tradición de que a todadiscrepancia hay que calificarla de conflicto, ruptura o choque, cuando lo que hay es política y de labuena que vemos poco en nuestro país.Cambios en actoresEn un segundo nivel de importancia de estos sucesos está el reacomodar nuestra recepción de losperfiles distintos en los sujetos políticos y sus escenarios, con el mismo rango de importancia de esereacomodo acelerado de actores y de lenguajes que trajeron las elecciones de 2018.Es básico entender que no cambió lo esencial del régimen político mexicano pero si se alteran muchasde las formas de interrelación y el uso de las palabras. Un simplismo es interpretar que Andrés Manuely Morena representan un retroceso hacia el modelo de partido único. Son un abanico heterogéneo,apenas unido por pactos políticos y en disposición de seguir haciendo política por la vía pacífica ytodavía democrática.José Woldenberg, argumentó mejor que llegaría esta etapa que vive hoy México: “…el complejoproceso de cambio político que ha dado como resultado una modificación sustancial en larepresentación nacional y en los contenidos de las reglas electorales, no es otra cosa que la emergenciade la política y el pluralismo sobre los métodos de la arbitrariedad o la aparente unanimidad” (Prólogoal libro En defensa de la política. Bernard Krick. Tusquets editores-IFE, 2001, página V).Sobre esta realidad hay que ubicar que si bien los partidos y políticos tradicionales han sidodesplazados del modelo llamado partidocracia –esto es de los sitios privilegiados que tenían antes del 1de julio–, no desparecieron y recuperarán fuerzas una vez que vayan reacomodándose a su corriente depensamiento y a reincorporar los mexicanos afines o recuperables como votantes (mínimo unos 20millones de votantes activos) que hoy no están en el abanico abigarrado de pensamientos que confluyenen el partido emergente. Morena (y que entre paréntesis es un partido-movimiento que no se habíadesarrollado en México).La políticaEn ese contexto, algunos periodistas veteranos entendemos que el animal político, que es LópezObrador, si ubica bien que ganó pacíficamente con las reglas del juego democrático electoral, elderecho a encabezar el gobierno y casi los tres poderes federales, pero que eso no le da todo el poder.Andrés Manuel, creo yo, entiende que antes de asumir la presidencia el 1 de diciembre tiene queacercarse, hacer acuerdos para crecer los lazos de gobernabilidad entre los factores del poder real:fuerzas armadas (ya lo hizo), empresarios (lo hace), embajadores (Ebrard opera), grupos de presión(CNTE, SME, Atenco ya encausados); y como también entiende que ninguno de estos sectores sonhomogéneos hace política con segmentos de ellos para desmontar y ya desbrozados pacta medidas conlos más cercanos.AMLO en los hechos, más allá de la retórica, hace política pues, como se vio momentos después deque lanzó dardos verbales a los empresarios que cotizan en las bolsas de valores, al comisionar a sustres más cercanos para que tranquilizaran los mercados y pactaran con una buena parte de esos
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empresarios las indemnizaciones por la suspensión del aeropuerto y les abrieran abanicos para nuevasinversiones. Un día después incluso se reunió con los representantes de dos de esos poderosos gruposde la IP y frenó que prosiguieran todos juntos en su contra, Eso es hacer política.También con los mediosLo que también debemos ubicar los periodistas es que López Obrador (este animal político oriundo deTabasco y de la cultura política mexicana) como algunos de sus “Cortos” ya comenzaron a operaracuerdos o negociaciones (hacer política) con las empresas de prensa porque intuyen su rol comomediadores de la política. También aquí intentarán impedir frentes comunes y separar a segmentos paraacuerdos convenientes al modelo de gestión gubernamental.Eso explica el aparente yerro de Andrés Manuel al descalificar cuatro veces los comentarios de CarlosLoret de Mola en Radio Formula y quizá hasta mide lo pesada que es la palabra del presidente electo,esto para abrir negociaciones con Televisa. Ya lo hizo parcialmente con TV Azteca. No pactaradirectamente con los sindicatos empresariales de los medios sino con bloques de empresas; y para las ylos reporteros ya comenzó a ofrecerles el “Fondo de fomento a la profesionalización”. Hacen política.Colegas, cambiemos el método de análisis para poder informar mejor. La política también tiene métodode análisis más allá de las las visiones maniqueas de tratar a sus actores (que también incluye a losmedios) de los malos y los buenos. Sugerencias de un reportero veterano.
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